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El proceso de embalsamamiento: mitos y realidades

7 Marzo 2024
proceso de embalsamamiento

Poder preservar los cuerpos de los seres queridos tras la muerte es una preocupación que acompaña al ser humano desde tiempos inmemoriales. De ahí que la técnica del embalsamamiento haya sido parte de diversas culturas y civilizaciones a lo largo de la historia, aunque hay que decir que el proceso de embalsamamiento ha ido evolucionando con el paso de los siglos. 

Lejos de ser una técnica obsoleta, el embalsamamiento de un cadáver sigue siendo una práctica solicitada en nuestros días, constituyendo para muchas personas una decisión muy importante de cara a la preservación de la memoria de sus difuntos.

Mitos comunes sobre el proceso de embalsamamiento

A pesar de la larga historia del proceso de embalsamar un cuerpo y de lo común que resulta para muchas familias, el embalsamamiento está rodeado de numerosos mitos y rumores. Muchas personas asocian erróneamente esta práctica exclusivamente con el antiguo Egipto, lo que puede conllevar ciertos malentendidos a la hora de plantear esta opción.

  • No todos los cuerpos deben ser embalsamados. La necesidad de embalsamar un cuerpo varía en función de los deseos del fallecido y sus familiares, así como en función de detalles como el tiempo que transcurra entre el fallecimiento y el funeral o qué diga al respecto la legislación local. De hecho, mantener una refrigeración adecuada suele ser más que suficiente para preservar el cuerpo antes de la ceremonia.
  • ¿El proceso de embalsamamiento es perjudicial para el medio ambiente? No, aunque algunos métodos tradicionales utilizaban productos químicos que podían resultar dañinos, a día de hoy existen técnicas para embalsamar a un difunto que se sirven de productos biodegradables y naturales que hacen a esta práctica mucho más sostenible.
  • Otro mito común es creer que el embalsamamiento impide por completo la descomposición. Es cierto que este proceso puede retrasarla, pero no la evita por completo. Además de los productos utilizados para embalsamar, o el momento que se tarde en hacerlo, también influyen factores como las condiciones ambientales y la humedad del suelo.

La realidad detrás del embalsamamiento de un cuerpo

Más allá de las tradiciones o las creencias religiosas de cada persona, lo que se esconde detrás del proceso de embalsamamiento es pura ciencia. Esta práctica consiste en el uso de sustancias químicas con el objetivo de retardar la descomposición, permitiendo así que el cuerpo de un fallecido se conserve en un estado más natural por mucho más tiempo del habitual.

Este proceso no solo sirve como homenaje, también facilita el duelo al permitir a los seres queridos despedirse del difunto en condiciones dignas. La conservación lograda a través del embalsamamiento es posible gracias a la desinfección y la preservación de los tejidos, lo que permite retrasar los procesos biológicos de descomposición que suelen afectar a un cuerpo al que se le ha escapado la vida.

Duración y procedimiento

Al contrario de lo que se podría pensar, el embalsamamiento no requiere de un tiempo excesivo. ¿Cuánto dura el proceso de embalsamamiento? El tiempo puede variar dependiendo de las condiciones del fallecido y de la experiencia de quien aplica el tratamiento, pero suele ser de en torno a dos horas.

Durante el embalsamamiento se realiza una limpieza profunda del cuerpo y se aplican masajes específicos con los que poder aliviar la rigidez, para después sustituir los fluidos corporales por productos químicos que permiten la conservación del fallecido. Entre los más habituales, están algunos como los germicidas, fijadores, y colorantes, que ayudan a mantener un aspecto natural tiempo después de haber llevado a cabo el proceso de embalsamamiento.

Pasos clave en el proceso de embalsamamiento

El embalsamamiento es un arte y una ciencia que conlleva una serie de actuaciones muy específicas para poder ser realizado con éxito. Estos son algunos de los pasos fundamentales a seguir para dar el último adiós a familiares y amigos con esta técnica.

  1. El primer paso implica lavar el cuerpo con sustancias que permitan eliminar bacterias y otros microorganismos, algo imprescindible para lograr la mejor conservación para el fallecido.
  2. Después, se colocan algodones en zonas como la nariz o la boca para evitar la salida de fluidos. Con esto se consigue prevenir la contaminación y que el fallecido ofrezca una apariencia serena.
  3. Nuestros especialistas masajean el cuerpo con cremas o aceites para aliviar la rigidez y mejorar el aspecto de la piel.
  4. Tras esto, se extraen los fluidos del cuerpo y se reemplazan con soluciones de embalsamamiento. Estas suelen contener sustancias como formol, agua, conservantes, fijadores, germicidas y colorantes, y ayudan a retrasar el proceso de descomposición o evitar la aparición de hongos y moho.
  5. Por último llega la fase de tanatoestética, en la que el objetivo es que el fallecido ofrezca el mejor aspecto posible.

El proceso de embalsamamiento permite despedirse de un ser querido de forma respetuosa y está disponible para cualquier persona que lo desee.